jueves, 31 de octubre de 2019

Madre


                                            A Loli Jurado, mi madre


Duermen jazmines en el orujo, labios y sueños.
Este haz de luna ya cárdena luz.
Llora la madre perlas de aceite,
la piel en suaves óleos molturada,
madre rota en las zarzas.
De engarce a la umbría,
nublo en pasas de hondura,
la mirada siembras en el valle,
el vientre es un odre de sangre dura
y atabal en comba de latidos
el flujo de los lirios acomoda.
En yacija de barro implora
sarmientos, pámpanos y uvas.
La madre vive en sus hijos.
Cucharas de estaño en la posada de la sangre.
Trenza el aire la cuerna,
el crepúsculo baña de especias,
la púrpura esquiva el desmayo,
del pecho reticulados brotes
exhalan promesas de olvido.
La penumbra es un dolor que rumia.
Todo inicia en el alba y albada es su morada.
Recuerdo del rosal era una rosa.




domingo, 6 de octubre de 2019

Patio de la Mezquita de Córdoba. Recuerdos de azahar (I)


"Isla de sombra, de silencio y perfume"
                        Ricardo Molina (sobre el Patio de Los Naranjos)


"Concebido para la quietud meditativa, la relajación de los sentidos, la observación y el goce espiritual. Preámbulo de la purificación del agua para los rezos, como una alegoría del paraíso islámico. La originaria mezquita se abría al patio sin puertas. Patio milenario, corazón de Córdoba cuando "Córdoba era el corazón del mundo"*. También en el interior del templo y madrasa se disertaba, administraban justicia los alfaquíes y recibían enseñanza del Corán (en corro, aventajados alumnos  alrededor del maestro, tablilla y punzón en mano). A menudo colaboraban maestros sufíes de gran prestigio.
Otros sabios, destacados en diversas materias, llegados de todo Al Ándalus y de Oriente. Traían en las acémilas arcones miniados de compilado prestigio y erudición.
Los libros, tan preciados como el oro, nutrían las abigarradas bibliotecas de Qurtuba. Manuscritos traducidos e iluminados por una pléyade de mujeres copistas al servicio del califa ilustrado, Alhaken II. Las bibliotecas eran insignia cultural de la capital omeya. Una vez apagadas las estancias majestuosas de la ciudad luz, con un viento asolador de ruina y saqueo, durante la fitna (guerra civil): "Vivir en doloroso silencio, la nostalgia". Largos años después, algunas taifas reminiscentes empabilaron  la travesía del esplendor califal con literatura, diversas artes y ciencia.

*Antonio Gala


https://archivos.wikanda.es/cordobapedia/CanoOlivo.jpg


Una acústica especial para el silencio introspectivo. Aún conserva esa magia que produce en el aire el borboteo de los caños dorados, Fuente de Santa María y su proverbial caño del olivo, donde teselado y frágil, oculto entre ninfas, el olvido.
Abanico ingrávido de palomas bamboleándose lentas entre naranjos. Revivo esta calidez al cerrar los ojos. O el cobrizo relampagueo de monedas en la fuente, aerolitos de innumerables deseos tantos como estrellas en el agua.
 A menudo estremecía al rasgueo cálido y profundo de una guitarra bajo el pétreo langor de la torre. Su actual reestructuración barroquizante envuelve un alminar plateado (obra de Abd al-Rahman III),  como un regalo del tiempo, hoy visible a tramos.
Maravillado bajo la cúpula de la maqsura de Alhaken II, minúsculo en el gran bosque de palmeras pintadas en piedra, solía pasear los domingos matinales de entrada gratuita, en horario de misa.
Tanto me distraje, joven aligerado entre sorpresivo y vital, callejeando mi propio laberinto de juventud, en este laberíntico barrio de Babel, la Judería. Enjuto ante el asombro. La sonrisa presta, rasgo de timidez, lábil parapeto. Estos ojos aún peinaban melancolía. Invisible por callejas de sombra y jazmín, sorteando grupos de turistas encandilados.
 
Vivir en la Córdoba histórica, babélica y cosmopolita, deja su impronta. Como debe imprimir carácter sobrevivir en el centro monumental de Roma, Siena o Atenas.
Mi afición a la poesía andalusí junto a la admiración por la belleza de Córdoba, me enamoró del arte califal. He de reconocer que he paseado y admirado la Córdoba eterna con ojos stendhalianos.