jueves, 29 de diciembre de 2016

Bianca blues



Es el paseo sereno
de la academia.
(Acaba el año dos mil)
Llegamos al Bar de Bianca,
nutren, vibran los sueños,
las “lindas ilusiones”
de los que están
a punto de encontrarse,
fiel, emocionalmente
atrevidos,
en Alienta,
o aún más lejos.
Y aunque al final,
otras tardes vuelvan,
seguirán aquí,
cercanos en los silencios,
merendando amistad,
bajo un cielo reposado
de detenidas nubes.
Es el sosiego
que da el saberse vivos,
fuertes, a punto de partir
desde el fronterizo,
decisivo instante
de embalar la espera
y rabia y desazón,
y desembalar los sueños.
Nadie sabe
qué serían sus vidas
al quedarse,
qué será al llegar,
pero todos sonríen,
hermosos veintitantos años,
en estos descansos,
café corto, de máquina,
en vaso largo, zumo
o Nestea con pastas.
Tal escena enciende
en mí, esperanza,
vivo albor del milenio.


                           (Alienta, 2000)