viernes, 27 de agosto de 2010

Con Pepe Hierro en Wallada


Los poetas Pepe Hierro y Manolo Romero visitan Alfar Wallada

El día anterior a la visita, tras la presentación conjunta de mi libro "El dragón dormido en la espesura" en Diputación, Fernando Serrano nos reunió a los que habíamos compartido mesa.
Manolo, que presentó también su poemario (divertidísimo y espléndido bestiario "Corral de versos y buriles"), y Pepe, venían en familia con sus respectivas esposas, también el ilustrador del libro, Carlos Baonza. Me indicaron que al día siguiente, antes de partir a Madrid, querían visitar Wallada y comprar algunas cerámicas.
Pepe Hierro, al final de la mañana, tras la visita, muy agradable, cierta es en este caso la sencillez de los grandes hombres, me pidió tiestos de cerámica califal Wallada, de desecho de las cocciones o rotas, algunas piezas fragmentadas con las que iba a revestir, a modo de mosaico gaudiano llamado "trencandís", su famosa bodega en Nayagua. Accedí encantado.
Conservo felizmente un apunte suyo, una caricatura dedicada por Pepe Hierro que me hizo rápidamente en un cuaderno (también otra, muy divertida, de Carlos Baonza).
Los hombres pasamos por la vida dejando una estela personal e intransferible, nos queda el recuerdo. En este caso, la buena poesía y la cerámica califal, conjuntadas permanecen en Nayagua.

jueves, 19 de agosto de 2010

Juan José León. Del corazón y la experiencia. Poesía 1970-1988






El Cuello Roto del Cisne Sintonía. Marilyn Monroe M: TomWaiits Cara A nº 6
Nació en Granada (1946)...

Heterodoxo irreductible, Juan José León concibe la poesía como un traje de diario, repleto de pañuelos bordados con nombres y fechas. Desnudo se moja en la luz fresca como agua alta de La Alhambra.

Poesía como un pijama de rayas. Sí, de oceánica piel ceñida al cuerpo con laxa actitud de amante; cortado en la seda de los sueños. Este pijama abandona al humano que lo habita, traslúcido en los arbotantes del espejo donde se mecen pájaros inoportunos.

Es en la música-amante, cruel pavana de las horas bajas, donde acoge una distraída perversión de nuca. Palomas de alas escarchadas rebozan con meloja en el descanso herido de los tangos. La luna, como una alta anfeta, corona el oscuro discurrir del Darro.


M: Carlos Gardel, "Volver"