viernes, 5 de julio de 2013

Hay marcas ilegibles...





Hay marcas ilegibles en la resina del árbol prohibido.
Algoritmos de un físico despistado que dormitaba en un cheslom.
Es el día abolido por las abejas que transitan carreteras secundarias.
Allá donde el hombre triste mascó hojas de coca, hoteles de Lima.
Acá donde el puto colesterol no llega,  al final de tus ojos verdes.
La pizarra te borra los dedos con harina de centeno,
si muelo los versos con una mano invisible entre miradas.
Rediseño el vaso de los cuerpos como un alfarero infunde
al barro cintura y talle, pechos y boca, ceniza y humo.

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