domingo, 1 de mayo de 2011

Golondrinas de realeza




(Foto JLP)


La calle Cazorla en Limosa es una larga serpentina. Sinfonía rota transida de grávida memoriaSe eleva dulcemente y paralela a Fernán Gómez. Protegida y coronada en su inicio por una mansión de altos si gruesos muros medievales. Afianzada y defendida estuvo con aquella, su esférica torre minimalista, hoy cegada por una preciosa cofia de tejas planas.
Las golondrinas ovales han tomado por fin estos aleros de realeza. He contado hasta una cuarentena entre el grueso cableado y la extensa fachada. Barro sobre cal con crianza de nidos en hilera. A más fachada, más nidos cuelgan en la nueva autopista de alas negras.
Acartonados de primor como tiaras de Gaudí son estos caprichosos mocárabes de amasados salivales, barro y paja. Alados blasones del cielo.
Patrullan decididas el azul sobre la flor enrejada de mayo hasta San Juan, cuando el solsticio abra los cielos y defienden su estatus de estacionales okupas en Limosa.

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