"Boceto de la degradación del color"
(Analepsis colorata)
Exteriores. Campiña.
Junio.
De absenta los espejos, termómetros lícuos de
cidra.
Alonso, caballete a la espalda, horada a su
paso crespas colinas somnolientas. Pincha la silla de cuero. Paleta y pinceles
clava en arcilla de aluvión entre doradas espigas. Atusa el sombrero de paja.
Anuda la blanca camisa. Sacude los pantalones de remendado temblor.
Espesos
girasoles cantan el sol. Analiza luz en las retinas. Gradación temporal.
Filtros básicos de color que la memoria acompasa. Cada tono es una imagen en
flash-back.
Dibujando
el limo de infancia en la huerta. Una apuesta peligrosa por lápices. Mozo de D.
Cristóbal. Estudios en Córdoba y Sevilla. Los amigos pintores. Y la sordera.
Acariciar la luz de los clásicos, copista en El Prado. Orillas del
Guadalquivir, Caronte abruma. El informalismo del Grupo Espacio. La sonrisa de
Antonia de almohada. Con Artigas en Cataluña, la química de la arcilla.
Denodado empeño de Casa-Museo. El taxi repleto de cuadros y bocetos, la escasa
ropa que Antonia anudó en oscuro. La muerte de Antonia. Y la sorda soledad.
Se diluyen
colores de difumino, ensaya una acuarela de lágrimas. Alonso limpia el hervor
de su frente con paño sucio de óleo. Inciertas hormigas le nacen de la cicatriz
del rostro. Recorren el lienzo febril de su mirada.
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