Julio Romero de Torres, Panneau (1912), Col. Fundación Banco Santander
La
una nos mira plateando verdosa falda de luz. La
otra, serenada, la mira con entreverada falda granate. Recuerda desde el ayer la ingenua fragilidad de
la belleza. El puente de la luz reverbera el tránsito, lentecerá la mirada en esta orilla de despedida.
Veneciana
copa en el aire sostiene tres rosas. Las rosas sellan desde el rasgado perfil, el azabache del pelo como otra mantilla, la seda del brazo, las manos... Desde el ovalado semblante, a media luz, jazmines nos miran, seducen con sonrisa vinciana estos labios.
Sucesivos velos, pliegues undosos de hembra judía, mora y cristiana.
Sucesivos velos, pliegues undosos de hembra judía, mora y cristiana.
Al fondo se miden con flores o frutos encarnados las virtudes concedidas, el peso de la pasión dormida o consumada. En este tempo florecen estanques de inquietud con verde ramo para la vida.
Decidirse por uno de los dos símbolos es vano afán. La una se mira en la otra. En el
espejo del río muere el tiempo. Permanece Córdoba trascendida.
(La Rambla, 4 de noviembre 2012)
Autorretrato, Julio Romero de Torres
*Los símbolos sólo son símbolos, pero símbolos son. Y la escritura lo es en sí misma. Literatura viva y literatura siempre.
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