martes, 22 de junio de 2010
El huevo de la serpiente
Bergman acude a los fantasmas de Weimar.
Berlín Oriental, 1926.
Un paquete de tabaco cuesta dos billones de marcos.
El nazismo pone huevos en la cesta de la compra.
Los banqueros trajinan, apuestan por ese joven pintor.
El sueño de la burguesía produce monstruos.
No es Buñuel, es Bergman.
David Carradine viaja dentro de una maleta
en busca del orgasmo, principio y final de la memoria flash.
Garzones de ida como unas toallas en el banquillo.
España es un balón de fútbol.
No es Saura, tampoco Berlanga, es Bergman
.
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